Nikkō, en japonés la luz del sol, es una ciudad japonesa situada en las montañas de Tochigi, dentro de la región de Kantō. En esta ciudad hay una gran cantidad de santuarios y recintos sagrados, pero además hay numerosos balnearios – onsen – en varios lugares de los alrededores de Nikko.
Esta localidad es un centro religioso y turístico muy popular en Japón. Los santuarios y templos de esta zona se han reconocido, por su aporte cultural y gran belleza, como Patrimonio de la Humanidad desde el año 1999.
La ciudad de Nikkō se encuentra tan solo 140 km al norte de Tokio. Sin embargo, a pesar de la gran historia de la zona esta ciudad no existió hasta el año 2006, cuando fue fundada como resultado de la fusión de cinco poblados vecinas.
La vieja ciudad de Nikkō, Imaichi, así como los pueblos de Fujihara y Ashio y la aldea de Kuriyama se unieron para dar lugar a la actual ciudad de Nikko. En total dicha ciudad abarca un tercio de la prefectura de Tochigi, estando en el borde noroeste de la misma. La ciudad limita con Fukushima y Gunma.
El área montañosa de Nikkō se encuentra protegida en su mayor parte y está dentro del Parque Nacional de Nikkō. La red de transportes se une al entramado de la región por medio de la carretera Nikkō-Utsunomiya, su principal nexo con el resto de carreteras. Además, la red ferroviaria principal de la zona es la Línea Nikkō, que conecta con Tōhoku de Shinkansen en Utsunomiya.
Shihonryu-ji es el primer templo de Nikko. Se fundó en el año 766 por el sacerdote budista Shodo Shonin. Según la leyenda, este sacerdote llegó a la región cruzando el río Daiya en el lomo de dos serpientes, siendo enviadas por el dios Jinjaou, las cuales formaron un puente sobre este río.